Botellas de cristal trucado: puro teatro
Estamos acostumbrados a ver en el teatro, la televisión y el cine, cómo se rompen botellas de cristal en la cabeza de los actores, sin que aparentemente sufran un inmediato y grave problema de salud. No ocurre nada irreparable porque hay truco, el truco de las botellas de cristal trucado.
En realidad, como sucede con los lanzallamas, las recargas para lanzallamas, la máquina de humo o la máquina de CO2, las botellas de cristal trucado también entran en el apartado de efectos especiales que comercializa Máquinas FX.
Aunque se trata de productos que aparentemente son de vidrio, en realidad están construidos con materiales que se rompen con mucha facilidad, con resinas que cumplen con su misión en cuanto se produce una pequeñísima presión.
Se trata de productos que son grandes aliados para las personas que trabajan en el mundo del espectáculo, porque no solo se rompen, podría decirse que además saben romperse, están perfectamente diseñados para desintegrarse con ruido y partiéndose de forma inmediata en incontables y microscópicas partículas.
Son más de fantasía que reales, razón por la que conviene no manipularlos en exceso y nunca rellenarlos con líquidos que previamente hayan sido calentados o refrigerados, porque una acusada variación térmica podría producir su rotura. Lo que si pueden soportar es la temperatura ambiente, incluso la de los escenarios y los platós, que suele ser algo más elevada por el efecto de los focos.
Reformulando una conocida sentencia popular, podríamos decir que nada es verdad ni mentira, sino de la naturaleza del cristal con la que está construida, y en el caso de las botellas de cristal trucado esa naturaleza es bastante endeble e inconsistente, aunque se trata de un producto vital para que el teatro pueda seguir siendo teatro; la tele, tele, y el cine, cine.